La pradera de San Isidro (
1788) es una de las obras más comentadas y valoradas de
Francisco de Goya. Se trata de un boceto pintado para una serie de cartones para tapices destinados a la decoración del dormitorio de las infantas del
Palacio de El Pardo. Con la muerte de
Carlos III el proyecto quedó inacabado, y el cuadro, que iba a medir siete metros y medio de longitud, quedó en este delicioso apunte. El cuadrito pasó a propiedad de los
duques de Osuna hasta 1896, año en que fue adquirido por el
Museo del Prado.
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